¿Me permites hablarte de la muerte?
¿Me permites que te muestre, mientras vas escuchando, que yo comprendo la muerte y que, tal vez te ayude a entenderla y a no temerle cuando llegue el momento?
¿Me permites que te diga cómo sobreponerte al desconsuelo por la muerte de las personas que amas y cómo tú y el hombre o la mujer que más amas pueden inmortalizar su amor ahora mientras viven para que la muerte no los separe?
¿Me permites que te diga qué es lo que pasa después de la muerte y mientras tu cuerpo está muriendo? ¿Me permitirás llegar al punto de decirte cómo morir?
Porque hay un arte de morir, y la muerte no es algo que pasa mañana: cuando la muerte llega es siempre hoy.
No te pido que creas lo que voy a decir, sólo te pido que escuches sin depender de otra cosa que de tu buen sentido y de tu parte más verdadera y más real.
Dado que en nuestro mundo moderno rara vez se habla de la muerte con alguna realidad, mucho de lo que voy a decir puede sonarte nuevo y no familiar, así que tómate tu tiempo, date el espacio y el silencio para absorberlo lentamente.
También ten en cuenta por favor, que la razón por la que estás escuchando es que no entiendes la muerte.
Voy a decirte todo acerca de la muerte, comenzando por el principio: qué es la muerte, por qué le tememos y dónde comienza la terrible confusión y la falta de entendimiento.
Entonces, si permites que tu mente reaccione con lo que piensas que es la muerte, o lo que crees que es, estarás tratando de decir lo que no entiendes y te perderás lo esencial. Sé tan paciente y receptivo como puedas, escúchame por favor hasta el final.
¿Qué es la muerte?
La muerte es un cuerpo muerto.
Cuando veas que la muerte es sólo un cuerpo muerto entenderás a la muerte instantáneamente y nunca más estarás perplejo o atemorizando ante ella.
Pero en nuestra sociedad moderna los seres humanos ya no somos simples en lo que concierne a la muerte. Ya no podemos verla tal como es ni podemos mirarla objetivamente. Hemos delegado la muerte, todos los cuerpos muertos, en otros: en profesionales. Nos hemos apartado de ella, raramente vemos ahora la muerte. ¿Cuántos cuerpos muertos viste hoy? ¿Cuántos han visto tus niños desde que nacieron? ¿Cuántos has visto este año? ¿Y en tu vida?
En sociedades mucho más antiguas donde la gente manipulaba a sus muertos, vivía con los muertos y enterraba a sus muertos, no le temían a la muerte. Tener que enfrentarla cada día a su alrededor les recordaba continuamente la simple verdad de que la muerte es sólo un cuerpo muerto. No necesitaban especular acerca de la muerte tal como hacemos nosotros: estaba allí frente a ellos. Cuando vives con los muertos a tu alrededor estás realmente en contacto con la muerte y no le temes. No le temes a ninguna cosa con la que estás en contacto. Le temes a aquello con lo que no tienes contacto.
La muerte es la parte inconsciente de nuestro ser. Lo que hemos hecho es separarnos completamente de nuestro inconsciente. El resultado es extremadamente serio para todos nosotros
.
Para ser mentalmente sanos como sociedad y como individuos necesitamos estar en contacto no sólo con nuestra parte consciente sino también continuamente involucrados con el inconsciente. Lo consciente y lo inconsciente son las dos mitades inseparables de tu ser. La mitad consciente es el vivir y la inconsciente es la muerte. Tal como estar despierto es parte de lo consciente y dormir es parte del inconsciente. No le tienes miedo a dormir porque al dormir cada noche la parte durmiente del inconsciente te resulta familiar. Pero como has perdido todo contacto con la muerte, la perspectiva de la muerte te espanta.
Y que nadie te venga a decir que no le tiene miedo a la muerte antes de que llegue el momento. Cuando la doctora les pone la mano sobre el hombro y les da la noticia, o cuando súbitamente se dan cuenta de que se están muriendo, a ver si hablan con tanto coraje. Sólo los moribundos saben cómo es enfrentar la muerte, sólo aquellos que ya no pueden imaginar una salida.
En nuestra sociedad, al no haber cuerpos muertos a nuestro alrededor, hemos sido forzados a confiar más y más en nuestra imaginación para tratar de mantenernos en contacto con la muerte. Y todos sabemos lo que hace la imaginación, especialmente en la infancia, cuando escuchamos las supersticiones y los miedos de los mayores, leemos cuentos de terror y formamos imágenes que se adhieren a nuestro subconsciente por el resto de nuestras vidas.
Todos tenemos en nuestro subconsciente alguna de esas aterradoras imágenes de la muerte que no contienen ni un ápice de verdad. En breve, hemos complicado la muerte hasta tal punto con nuestra imaginación que cuando digo que la muerte es sólo un cuerpo muerto, parece que esto no significa demasiado, no tiene suficiente sustancia, ¿no es así? Es demasiado simple.
Queremos algo increíble en lo cual creer, algo que encaje con las cosas complicadas e imprecisas que imaginamos, y no la simple verdad que cualquiera puede ver cuando mira un cuerpo muerto.
Entonces, ¿qué significa “la muerte es un cuerpo muerto”?
Significa, y por favor escucha cuidadosamente, que la muerte sólo puede ser vista en un cuerpo muerto.
Si estás muriendo en este momento, y si es así te hablo con profundo respeto y amor, no puedes verte a ti mismo como un cuerpo muerto. Si alguna vez ves tu cuerpo, obviamente tú no estarás muerto. Y esto es precisamente lo que sucede, tanto a los vivos como a los muertos. Siempre vemos solamente un cuerpo muerto y nosotros no somos nunca ese cuerpo.
Cuando mueras te volverás consciente de tu cuerpo muerto frente a ti y, maravilla de maravillas, conocerás la simple verdad que podrías ver ahora si realmente lo intentases: que no hay muerte para ti. La única muerte es la que ves en un cuerpo muerto.
Permíteme decirte lo que sucede cuando tu cuerpo está muriendo.
Quiero decir muriendo realmente, en las últimas horas o minutos, cuando estás inconsciente por última vez en lo que al mundo concierne.
Puede haber un período de no darte cuenta, tal como ocurre en el sueño profundo. Repentinamente, tu cuerpo, con la gente que lo rodea, toda la escena de la muerte aparece frente a ti. En tu asombro puede que no notes que el mundo de tu cuerpo se ha alejado; sí, se ha movido, mientras que tú no. No se aleja mucho al comienzo, tal vez un metro o algo así, pero te das cuenta realmente de que todo está extrañamente separado de ti de un modo que nunca antes has conocido.
El mundo que conocías tan bien, como una especie de elemento permanente alrededor de tu cuerpo, ha retrocedido. Y te quedas mirándolo, asombrado, cautivado, casi sin creerlo, excepto por que tu darte cuenta es mucho más real y vivo.
Es entonces cuando ves tu propio cuerpo completamente separado de ti. Puede que todavía no hayas muerto, hasta puede que lo veas respirando. Pero, por supuesto, no estás mirando a través de los ojos del cuerpo, probablemente habrás notado que, de todos modos, están cerrados. No tienes cuerpo, estás mirando desde otro lado, pero puedes ver, oír y comprender todo lo que está sucediendo. Es un prodigioso milagro, estás subyugado.
En este estadio, hay personas que han vuelto a la conciencia del cuerpo y han vivido para describir la experiencia. Han informado que dejaron el cuerpo. Pero lo que no recuerdan o no se dieron cuenta es que el cuerpo y todo el mundo ligado a él se había alejado de ellos, no ellos del cuerpo, y que toda la escena tenía una increíble o indescriptible perspectiva más allá de la mirada desde cualquier posición espacial o sensorial. No es en absoluto una percepción espacial o sensorial. Es un estado alterado de conciencia causado porque el cuerpo y el mundo se alejan, dejando la conciencia individual en el inconsciente.
Permíteme explicar esto de otro modo porque cuando llegue el momento y estés muriendo, no importa cuánto más adelante sea esto, te encontrarás dándote cuenta de lo que estoy diciendo ahora y afirmando para ti mismo: “es verdad, lo que está sucediendo es lo que él dice”. Esto es así porque estamos hablando de lo más importante de tu vida y cuando te estás muriendo recuerdas aquello que fue realmente importante en tu vida. Más tarde te explicaré porqué es importante también entender qué es lo que sucede cuando estás muriendo.
Aproximémonos entonces de otro modo al estado de la muerte, entendiendo la diferencia entre muerte y sueño. Cuando te vas a dormir te retiras adentro de tu cuerpo, vas hacia adentro, hacia el inconsciente, que es la muerte. Pero, por supuesto, en el sueño no llegas tan lejos, te retiras dentro del subconsciente, justo por debajo de la conciencia. La muerte, el inconsciente, es el próximo nivel hacia abajo. Por lo tanto, los tres niveles de nuestro ser son el consciente donde estamos despiertos, el subconsciente donde dormimos y el inconsciente donde sobrevivimos a la muerte.
Cuando duermes o estás inconsciente sólo estás retirándote adentro de tu cuerpo y puedes volver. Pero cuando mueres el mundo se retira de ti, digamos que te mueve el piso totalmente y te deposita completamente en el inconsciente de donde no puedes volver. Pero está bien porque entonces, maravilla de maravillas, descubres que no hay muerte, que la muerte es ciertamente sólo un cuerpo muerto.
La muerte es el secreto mejor guardado del mundo.
De hecho estás en medio de una asombrosa conspiración mundial que podría ser llamada “el macabro juego de esconder el cuerpo”. Cada día, solamente en Mexico mueren dos mil personas, los crematorios y los cementerios de las grandes ciudades están agotados y aun así, todo lo que vemos es un coche fúnebre con una caja con flores sobre ella o titulares en los periódicos, fotos e imágenes de televisión; pero no verdaderos cuerpos muertos.
¿Por qué?
¿Qué está pasando?
¿Pensaste en esto alguna vez? Podrías preguntarte seriamente si hay alguna ley que te prohiba ver cuerpos muertos reales. Y la respuesta es: sí, hay varias leyes. Tienes prohibido ver a los muertos como no seas un familiar muy cercano y aun así, no por mucho tiempo. No puedes entrar en la morgue para ver la muerte.
Los laboratorios y museos médicos están cerrados para ti. Trata de obtener permiso para presenciar una cremación y mira si el sistema, insultado, no te hace sentir como un voyeur o un profanador de tumbas.
Como hombre o mujer común no tienes permiso para estudiar la muerte ni para interrogar a la muerte relacionándote con la única evidencia que hay de ella: los cuerpos muertos. Debes tener una razón oficialmente aprobada. Te pregunto muy seriamente, ¿hay alguna razón mejor que el hecho de que te va a suceder a ti?
Pero la sociedad, bajo la forma de los profesionales que hemos designado y a quienes hemos entregado el cuidado de los muertos, no lo tolerará. Un interés así es considerado morboso, excéntrico, fóbico o insalubre y, dado que la sociedad es sólo un reflejo de la voluntad de la mayoría, probablemente tú también hayas seguido esta actitud y aun ahora puede que encuentres un poco incómodo o de mal gusto hablar así acerca de la realidad de la muerte.
Exhibir cuerpos muertos en público está enfáticamente prohibido. ¿Por qué?
El interés estaría allí por cierto si tuviéramos la oportunidad o la excusa.
Una de las filas perpetuas más largas del mundo es para ver el cuerpo muerto de Lenin
en el mausoleo de la Plaza Roja en Moscú.
¿Qué es entonces lo que nos ha hecho ponernos bajo la presión de esta extraordinaria censura y cuáles son las objeciones? ¿Respeto por los muertos? No hay necesidad de ser irrespetuoso; la gente nos mira mientras estamos vivos, ¿por qué no habría de mirar nuestros cuerpos muertos?
¿Razones de salud entonces?
¿Qué tiene que ver la salud con que tú o tus niños vean a los muertos en los museos médicos o en las morgues?
¿Por qué habría de ser malo para tus niños ver una cosa tan natural como la muerte?
¿Por qué, como seres humanos, los únicos que tienen este privilegio son los médicos y los agentes funerarios?
¿Por qué no podrías tener la libertad de pagar una entrada, si el costo fuese una objeción, y que las horas de observación fuesen limitadas para que los profesionales no fuesen obstaculizados en su trabajo?
Te pregunto muy seriamente:
¿hay alguna objeción real para que veas cuerpos muertos aparte del hecho de que una aproximación tan simple arruinaría la conspiración de esconder el cuerpo y nos haría tal vez cuestionarnos como individuos y como sociedad toda nuestra actitud irracional y proscriptiva hacia la muerte?
el amor parece estar desapareciendo del mundo
¿Has notado que el amor parece estar desapareciendo del mundo, que la idea que el mundo tiene del amor es más la de humanidad y tolerancia, lo cual no es amor en absoluto?
No estoy hablando de un modo de amar, estoy hablando del amor. ¿Has notado que, al mismo tiempo que el progreso parece estar haciendo más fácil vivir en el mundo, es más difícil encontrar amor: un amor en el que puedas sostenerte, un amor al que realmente le importes, que realmente te pertenezca, un amor que esté realmente contigo? ¿Has notado cómo estás teniendo que tomar en cuenta el olvido de aquellos que te aman y algunas veces tu propia falta de amor?
Increíblemente, estos son los síntomas de estar desconectado de la muerte, del inconsciente. El impacto de esto sobre la psiquis humana, especialmente en el último siglo, ha creado una neurosis global galopante, una enfermedad mental peculiar de todos los que vivimos en el mundo moderno. Nuestro obsesivo ocultamiento de los muertos y nuestro casi secreto descarte de los cuerpos nos pone en evidencia. Es la naturaleza humana esconder o esconderse de la evidencia física de una neurosis. Por lo tanto ya no hay más cuerpos muertos alrededor.
Como todos sufren de esta neurosis y de sus fantasías que son excusas, le quitamos importancia a su efecto devastador en nuestras vidas, considerándolo parte del vivir normal; y así la causa continúa sin ser percibida. Pero el hecho es que esta neurosis está destruyendo la calidad de vida sobre la Tierra, tu vida. Y al hacerlo, cada uno de nosotros se siente obligado a defender y justificar un poquito más el propósito y valor de su existencia.
Permíteme describirte los síntomas con más detalles.
Mira si no reconoces el problema subyacente en tu vida y en la del mundo moderno a tu alrededor.
Nosotros, las personas, nos sentimos superfluos. Cada uno de nosotros se siente cada vez menos amado y necesitado como una unidad sobre la Tierra. Algo, y nadie parece ser capaz de nombrarlo, nos está suplantando. Por más que tratemos de sostenernos los unos con los otros, aun con aquellos a quienes amamos, tenemos una rara sensación de separación progresiva, de no ser completamente capaces de llegar a los otros.
Nos reunimos en el amor y al hacer el amor, pero la sensación de distancia incluso estando juntos está allí a menudo, aunque generalmente nos las ingeniamos para ahuyentar el pensamiento. Decimos: “A veces es bueno, a veces no: así es la vida” ¿Es así? ¿La vida es así o es solamente otra excusa para poder soportar vivir la vida a medias que vivimos? La vida no es el vivir. La vida es completa y hermosa. Vivir como lo hacemos la mayor parte del tiempo es un encubrimiento de los síntomas.
Es más difícil expresar nuestro amor y nuestros sentimientos, posiblemente porque nuestros seres amados no parecen escucharnos ni oírnos: otro síntoma más de la neurosis. Hay más malhumor, insatisfacción, emocionalidad y descontento a nuestro alrededor y en nosostros mismos. Simplemente, no estamos felices tan a menudo como sentimos que deberíamos estar, la alegría no es duradera.
Para los que envejecen el sentimiento es a veces de desesperación. Para los maduros y los de mediana edad, las madres y los padres, se está tornado más frecuentemente en un momento de depresión parecido a cuando se desmoronan esperanzas largamente sostenidas. Y para los jovenes que todavía no pueden registrar el sentimiento directamente, su efecto es la obsesiva búsqueda de algo nuevo, algo sensacional, ¡por Dios!, algo tangible y que valga la pena, ser algo que los haga sentirse verdaderamente necesarios.
A medida que la neurosis penetra más profundamente, cada generación encuentra más difícil expresar amor y ser amor. La maravilla de estar vivo, la riqueza y simplicidad naturales están desapareciendo. Y no se debe a la tecnología que, en nuestra ceguera, tratamos de culpar. Es que estamos muriendo por dentro, todos nosotros. Estamos muriendo por la necesidad de estar una vez más en rejuvenecedor contacto con el inconsciente: con la mitad faltante de nosotros mismos que hemos borrado exitosamente de nuestras vidas.
La principal dificultad para un moribundo, antes de perder completamente la conciencia, es un agudo sentimiento de aislamiento. No porque estén dejando todo, como podríamos imaginar, sino porque perciben por primera vez con alarmante claridad que nadie comprende la muerte. Aunque las personas que están a su alrededor sean amorosas y estén tristes, y los doctores y enfermeras se dediquen a ellos devotamente hasta el punto de la santidad, los moribundos se dan cuenta de que los que los rodean no tienen esta comprensión y ellos están completamente solos.
El verdadero amor mostrado por otros es vitalmente contenedor y reconfortante para los moribundos, pero no disminuye la angustia y frustración que sienten al verse desconectados por la falta de comprensión de los vivos.
Morir es un proceso de retirarse a una nueva vida, a una nueva conciencia. Los vivos no se dan cuenta de esto porque le han dado la espalda deliberadamente. Los moribundos, a través del clarear de su estado de conciencia alterado, ven que los vivos no sólo no comprenden la muerte sino que nadie quiere hacerlo realmente: que todos, hasta los más tristes, están demasiado absortos en vivir. La sensación de distancia e inutilidad es tremenda.
Consecuentemente, los moribundos se desconectan de nosotros antes de morir, tal como nosotros nos desconectamos de los muertos. En muchos casos verás que la persona que se está muriendo, realmente das vuelta la cara hacia la pared al sentir la total inutilidad de tratar de comunicarse allí donde no hay comprensión, o puede parecer que se vuelve apáticamente vacía.
Tú mismo debes haber experimentado el equivalente mundano de esta frustración de tener que abandonar el intento de comunicarte con alguien que simplemente no entiende o no puede entender. Si las personas que están alrededor de los moribundos comprendieran la muerte enfrentándola antes de que suceda, la muerte sería una experiencia muy diferente, ennoblecedora para todos los que están involucrados en ella.
Los moribundos se comunicarían y morirían felices y los vivos sabrían que no hay muerte y vivirían mucho más felices. Sin embargo, tal como son las cosas, en nuestra neurótica sociedad global, mueres completamente solo aunque estés rodeado por personas que te aman y te cuidan.
¿Has notado la torpeza e incomodidad de las personas cuando están con alguien que se está muriendo? ¿O cuando se ven forzados a hablar de la realidad de la muerte? ¿Te has observado a ti mismo en estas ocasiones, has sentido tu falta de naturalidad, la embarazosa búsqueda de algo significativo que decir o hacer? ¿Has visto la sombría mirada de dolor que es universalmente adoptada para proclamar cuán seriamente contemplamos el lecho de muerte, sin tener nada que valga la pena transmitir al que yace en él? La mayoría de las veces bien podríamos no estar allí.
Enviamos flores y tarjetas para compensar nuestra pobreza de comprensión, esperando que hablen por nosotros. ¿Qué es lo que las flores y las tarjetas les dicen a los que realmente se están muriendo? Nada. Las flores y las tarjetas son solamente para los vivos, para nosotros.
Damos esas cosas para reconfortarnos y reasegurarnos a nosotros mismos y no a los moribundos, que hemos hecho todo lo que hemos podido. Cuando, en realidad, no hemos hecho nada en absoluto, no hemos dado nada de nosotros mismos.
Es verdad que los hemos amado y los amamos pero ese amor que significa tanto para nosotros ya no es suficiente para los que verdaderamente se están muriendo. Ese amor que sentimos el uno por el otro mientras estamos vivos es nuestro modo de comprender el vivir, pero tal amor no nos da la comprensión de la muerte, si lo hiciese no nos sentiríamos tan despojados cuando un ser amado muere.
Lloramos y nos lamentamos porque nuestro amor por el otro no fue suficiente para ayudarnos a comprender la muerte, para permitirnos cruzar con ellos al otro lado de la tumba: al inconsciente, mientras aún estaban vivos.
Morir es un viaje más allá del amor mortal. Permanecer con los que se están muriendo durante todo el camino requiere un amor no egoísta mucho más elevado: un amor inmortal.
¿Quién les va a dar ese amor a los moribundos? ¿Quién se lo va a dar a tus seres amados? ¿Quién sino tú, tomando ahora la determinación de traer a tu vida la comprensión de la muerte? Esta es la forma más elevada de amor humano, por eso es tan raro.
Aprender a vivir con la muerte
¿Qué puedes hacer para sobreponerte al desconsuelo y la soledad que trae la muerte de un ser amado? ¿Cómo podrás soportar entrar de nuevo en la casa, preparar una comida sabiendo que no estará allí, abrir un guardarropas o ver una silla vacía sin desmoronarte y estallar en lágrimas? ¿Cómo soportarás las noches, por no hablar de los días, y cómo llegarás a un acuerdo con el enojo inevitable: “¿es que acaso no hay justicia en esta vida, cómo puede haber un poder providencial o un dios que permita tal dolor y miseria?”
Entonces, ¿cómo te haces responsable por la vida? Dejando de vivir de tu imaginación.
Dándote cuenta de la verdad de lo que estoy diciendo. Enfrentando cada día, a cada momento, el hecho de la vida y no solamente la idea tipo “seguro de vida” de amar y vivir. El hecho de la vida es la muerte: tu amado hijo, esposo, esposa, amante, mamá y papá, cada persona que quieres, va a morir.
¿Piensas que ya lo sabes, que ya te has enfrentado con esto? Cuando llegue la muerte de tus seres queridos, ésta te aturdirá, te arrollará y no estarás listo, ¿no es así? Si ya hubieses enfrentado el hecho de la vida estarías listo y la muerte no tendría poder para crucificarte. Pero cuando llegue, vas a pasar por toda la agonía que acabo de describir, como lo han hecho todos antes que tú, porque todos imaginan que ya se han enfrentado con la muerte, pero no es verdad.
Si uno de tus seres amados se muere dentro de diez años, será tan terrible como si sucediese ahora, ¿no es así? Dentro de diez años... diez años atrás... es hoy. Si le sucediese hoy a tu ser más amado, ¿estarías mejor preparado? La verdad es que no crees en la muerte. La muerte es algo que le pasa a alguien allá en la casa de al lado.
Cuando le llegue la muerte al ser que más amas vas a culpar a alguna fatalidad. Vas a reaccionar como si hubieses sido engañado, como si fuese una novedad para ti que éste es un mundo de muerte. En suma, vas a actuar irresponsablemente, inmaduramente, como si no supieras de qué se trata la vida, porque pensabas que se trataba de vivir. La vida se trata de aprender a vivir con la muerte. Tú lo entiendes cuando la muerte te golpea.
Pero la gente y la sociedad que te rodea, ofreciéndote simpatía y no soluciones, te ayudará a olvidar la lección y a seguir viviendo de esperanzas. Y así seguirás sufriendo una y otra vez cada vez que le suceda a alguien que amas, tal como sufrirán tus hijos y los hijos de tus hijos, y todos los seres que amas porque nadie tiene el tiempo o el amor suficiente como para enfrentar la verdad.
Desde que eras niño e hiciste la primera pregunta acerca de la muerte, la vida ha estado tratando de mostrarte que éste es un mundo de muerte. Pero no puede atravesar el poder de tu imaginación, la neurosis que te dice que éste es un mundo de esperanza. En este mundo no hay esperanza. Ver esto es la única esperanza.
Por cierto, detrás de este mundo está el mundo inmortal de la vida después de la muerte, inmortal como los gorriones que siempre están aquí. Pero hasta que no te das cuenta de que cada gorrión muere, que cada amada mascota por la cual lloraste alguna vez como si fuese un niño, no es diferente de la persona que más amas ahora, hasta que no te des cuenta de eso no podrás participar en esa vida inmortal que sabe que no hay separación en la muerte y que, por lo tanto, no necesita ningún duelo.
Empiecen a hablar abiertamente de la muerte
VII
Ser responsable es hacer que todos los que amas empiecen a hablar abiertamente de la muerte y a comprender la muerte. Esto es verdadero amor. Porque, si los amas de verdad, ¿serás capaz de dejarlos cuando te mueras con la agonía que de otro modo tendrán que soportar?
Lleva a los niños al jardín o al parque. Muéstrales la muerte, hay cuerpos muertos por todos lados: hojas muertas, pájaros muertos, plantas muertas, árboles muertos. Luego muéstrales la vida: está en todas partes.
No hay nada tan final, tan completamente real
como la muerte
Hay una razón para el sufrimiento que la muerte les causa a los vivos. Es para tratar de hacerte comprender que no hay muerte. Las personas criadas en las culturas más simples, que vivían con sus muertos y enterraban a sus muertos, lo comprendían. No sufrían como estás sufriendo tú y tenían a sus mujeres y hombres sabios que los instruían en estos asuntos. Pero ahora, todo esto prácticamente ha desaparecido junto con los cuerpos muertos.
Morir es un arte.
VIII
Morir es un arte. Es un arte porque tiene propósito, o sea, no tiene un objetivo práctico. No hay en ello nada que tenga un valor mundano para nadie.
Naturalmente, los vivos no pueden percibir el propósito de la muerte, pero los que se están muriendo, en algún momento lo perciben, sólo que entonces es demasiado tarde para que ellos vuelvan y nos digan cuál es. Me gustaría decirte el propósito de la muerte y, para concluir, transmitirte el arte de morir.
El propósito de la muerte es que la humanidad como un todo construya un puente de amor o conciencia entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Todos cruzan al morir. La mayoría lo hace inconscientemente, al igual que los animales y el resto de las especies. Pero el arte es que el individuo, hombre o mujer, cruce conscientemente, o sea, permaneciendo consciente a lo largo de todo el proceso de morir.
El miedo nos impide morir conscientemente. Le tenemos miedo a aquello que no entendemos. Confío en que esta última hora te ha ayudado a entender más y a temer menos la muerte. Pero, por favor, no seas complaciente, está viniendo y no estás listo.
IX
estás muriendo verdaderamente en este momento ?
¿Me permiten ahora hablarles a aquellos de ustedes que en este momento están muriendo verdaderamente?
Algunos de ustedes se irán durante el sueño o repentinamente, mientras están hablando. Pero la mayoría de ustedes pronto parecerán perder la conciencia y permanecerán en ese estado hasta que su cuerpo muera.
Primero mira la condición de tu cuepo y entiende que tu muerte es inevitable. Todo se ha terminado, enfréntate a esto. Tu cuerpo está gastado o irreparable, no puede seguir. De todas maneras, fue solamente una fina máquina que usaste para existir. Todos los que se han muerto antes que tú desde el comienzo de los tiempos se han ido de este modo. No tengas miedo, es completamente natural.
Morir, como nacer, es hecho para ti. Cuando comience te sentirás sostenido en un proceso. No puedes detenerlo del mismo modo en que no podías detener las olas en las que naciste, los dolores de parto de tu madre. Si eres madre sabes cuán impotente estabas cuando las contracciones comenzaron en tu cuerpo. Es así con la muerte, sólo que las contracciones no son físicamente dolorosas.
Relájate, cuando empiece no trates de mirar hacia afuera. Observa todos los movimientos interiores y las sensaciones, focaliza allí toda tu atención. Sucederán muchas cosas extraordinarias que no podrías describir aunque pudieses hablar. Deja que el proceso se haga cargo de ti completamente, tú eres el bebé esta vez, yendo hacia un nuevo nacimiento. Siéntate en la primera fila en tu interior, ante el asombroso espectáculo de la muerte de tu cuerpo y date cuenta del cambio aún más asombroso que está sucediendo en ti, el que está observando.
Entrégate. Está todo fuera de tus manos. Ignora cualquier sentimiento que tengas de tener que hacer o comunicar algo, te causará tensión, y la tensión, al igual que el miedo, hará que te pierdas lo que está sucediendo adentro. Recuerda, el propósito de la muerte, el arte de morir, es que permanezcas consciente en tu interior todo el tiempo.
El miedo y el pánico causan inconsciencia, ésta es la protección de la naturaleza, te desmayas. Pero entonces te pierdes mucha de la maravilla, de la pura energía de la experiencia. En cada vida tienes una sola oportunidad de morir. Es un tiempo precioso y es un don precioso, como vas a ver. La muerte es la experiencia culminante de vivir, la oportunidad última de percibir por ti mismo la verdad completa que subyace a la existencia.
Cuando pareces estar inconsciente para el mundo, aún estás consciente de ti mismo. Puede que percibas tu cuerpo y las personas que están en la habitación como describí antes, pero gradualmente la escena retrocederá y desaparecerá y, de todos modos ya no estarás más interesado en ella. Luego hay un período de soñar, pero ya no puedes ver la diferencia entre el sueño y la realidad porque la única realidad que conocías, tu memoria del mundo, ahora se ha desvanecido
. Estás en el subconsciente, por debajo de la memoria, y es tan real como estar vivo de nuevo, sólo que es diferente. Puedes volver a vivir sucesos de tu vida o vivir experiencias asociadas con los conceptos de cielo o de infierno, o sus equivalentes.
Finalmente, harás el viaje a través de la muerte. La muerte es negra. La muerte es aterradora porque en ella no hay nada más que tú. Parece interminable porque no hay movimiento aparente. Pero si estás en quietud, te darás cuenta de que eres más fuerte, más libre, más tú mismo, más consciente que nunca de la realidad de ti mismo. Sabes que eres tú mismo, mientras que cuando estabas vivo nunca lo supiste.
La muerte es un largo pasaje negro hacia la vida, hacia la cual todo lo que alguna vez vivió regresa. Si puedes hallar suficiente amor o conciencia en ti mismo, permanecerás consciente y te darás cuenta, en la medida en que vayas más y más profundo, que ya has estado aquí muchas veces antes. Pero si tu amor todavía no es suficiente como para mantenerte despierto, estarás inconsciente. Y cuando el viaje a través de la muerte concluya, te despertarás en un mundo equivalente al amor y la conciencia que eres. Te sentirás más en casa que nunca antes en tu vida. De cualquier manera que vayas, consciente o inconsciente, llegas al fin del viaje.
Alégrate mientras te estás yendo.
llegas al fin del viaje.
2 comentarios:
La muerte no tiene nada de poético. No es bella ni es horrible. No merece admiración ni desprecio. La muerte es la nada. La muerte es la nada.
el tema de la muerte es la escencia del
death metal
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