The 100 Best Old-School Death Metal band mexican
A short list of some great band old Mexican Death Metal
Una corta lista de las mas grandes bandas mexicanas del
old death metal mexicano
the best of mexican death metal/
lo mejor del death metal mexicano
A Guide to Early Mexican death metal
band 3
A short list of some great band old Mexican Death Metal
Una corta lista de las mas grandes bandas mexicanas del
old death metal mexicano
the best of mexican death metal/
lo mejor del death metal mexicano
A Guide to Early Mexican death metal
band 3
THE CHASM
Awaiting the day of liberation
(Bellphegot Records)
Daniel Guitars Guitars (lead), Vocals
Antonio Drums
Erick Guitars
Luis Bass
Erick Guitars
Luis Bass
Ex-vocalista (y bajista) de Cenotaph (“The Mexican Premier Death Metal Band”, como se anunciaban en algún flyer), Daniel Corchado dotó a las líricas de su anterior banda de una aura de ominosa oscuridad propia de almas inmersas en una depresión perenne que los alejaba de los lugares comunes de los demás grupos de la escena underground del Metal extremo en México (¿cómo comparar “Tiburón de Metal” de Transmetal con “Ashes in the rain” - “The ruins of my life are building my hate” -?). Esto especialmente se pudo notar en el único disco oficial que grabó con ellos, “The gloomy reflection of our hidden sorrows”, que desde el título ya nos dice por donde van a ir los tiros, por lo menos letrísticamente, y si lo aúnan a una portada de H. R. Giger (cuando era muy socorrido el poner sus obras como portadas de discos de Metal, pero que aún no llegaba a convertirse en un odioso lugar común, por cierto: ¿alguien alguna vez le habrá pagado sus derechos respectivos?) el efecto inductorio está completo.
Sin entrar en precisiones técnicas (y menos en las clásicas discusiones de influencias), la música de Cenotaph hacía totalmente palpables las atmósferas de las cuales Daniel nos escribía y “vocalizaba”, Cenotaph en este sentido del aspecto directo, y el que más cuenta, de la música como tal se puso a un nivel no equiparable de ningún modo a cualquier banda del país: cambios de ritmo inteligentes, precisión técnica, destreza instrumental, uso de los ritmos lentos y de los efectos de pausa ambiental que no discordaban de los atronadores ritmos de velocidad. Por lo anterior quizá no debería haber gran discusión sobre quién es (o fue, por que no sé donde diablos andarán ahora) la mejor banda de Death Metal del país.
Daniel, por su parte, se separó del grupo por razones exactas que desconozco, aunque no dudo que su egomanía (obvio, si se analiza que lo que escribe se centra en sus propios y muy exclusivos sentimientos y pensamientos) haya tenido algo que ver, y no dudo también que su habitual sentimiento depresivo se hubiera disparado a la estratosfera hasta hacerlo verdaderamente irascible con la gente que lo rodeaba. En esta transición hacia su individualismo musical formó The Chasm con gente de la escena deathmetalera del D. F. (algunos de ellos, o todos, no lo recuerdo con exactitud, estuvieron en Hellnomorf) que prontamente grabaron un demo al cual titularon “Awaiting the day of liberation”, en el cual además de vocalizar, Daniel tomó la guitarra líder. Para lo que se estaba viendo en el país en aquellos días, esto si puede dársele el ribete de “original”, y de una calidad tal que no desmerecía para nada con las corrientes más modernas del Metal que ya estaban empezando a despuntar mundialmente, y en la Europa del norte principalmente. Los parámetros que se estilaban en el país los hacían tan difícilmente ubicables que la “Banda Rockera” al no haber más con que medirlos los etiquetó Doom (ahora resulta que todo lo que tenga un mínimo ritmo lento y arrastrado es Doom), y así quedó para el consumo popular. Pero lo que presentó The Chasm en este demo de tan sólo cuatro temas supera esa etiqueta y va más allá de los cánones de lo extremo, de entrada es indudable que el Black Metal escandinavo (notable en los ritmos rápidos) estaba en la mente de Daniel pero el se va hacia otra dirección.
En primera se olvida de referencias satanicoides y se enfoca hacia una verdadera y pulida poesía oscura centrada en el individualismo enfrentado a sus propios demonios internos alimentados por un exterior percibido como falso y peligroso. Si en Cenotaph ya había dado excelentes muestras de lo que podía escribir, con The Chasm se supera enormidades, definitivamente debió haber estado en un completo estado de decaimiento espiritual como para que su agresividad (“odio”, una de sus palabras claves) se descargara de este modo; esos alaridos en su vocalización no dan pie a dudas. En este mismo sentido, y como segundo punto vital, la música es verdaderamente extraña (se escucha como, y sabes que es, Metal y podrás hacer una referencia a alguna u otra cosa por aquí y por allá, pero nada más) no hay con quien compararlo directamente, es claro, por lo menos para mí, que la música quedó supeditada al sentimiento que lo embargaba, éste le indicaba lo que tenía que hacer, ¿y dónde se nota? Gracias a un amigo fanático de las precisiones técnicas me di cuenta de que las guitarras están “afinadas” de forma rara y de que hay salidas de tono tan disarmónicas que harían pensar si no serían unos noveles con su primera producción; pero lo curioso es que dichas “fallas” no están fuera de lugar, construyen la línea rítmica (si es que puede hablarse de alguna en términos técnicos) de los temas de un modo tal que cuando terminas de escucharlos no podrías concebirlas de otro modo, podría ser un tema de cualquier grupo de Black Death Metal pero no de The Chasm. En Cenotaph, las letras eran importantes pero no trascendentales, en The Chasm si son realmente trascendentales y hacen un todo indisoluble con la música en si.
Evidentemente la ceremonia no es para todos, algunos se quedan con la pura música y por lo tanto The Chasm es una mierda o suenan bien chileramente malévolos, otros atados a sus sentimientos logran comunión con el espíritu que anida en su propuesta pero superan, u olvidan, este trance emotivo. Lo mismo le pasó a Daniel Corchado, después de este material grabó “Procreation of the inner temple” como su primera grabación formal, pero algo falló en el asunto, sonaba demasiado plano (¿más musical?) y las letras estaban bien pero comenzaban a sonar a repetición de lo mismo, como una especie de “así tiene que ser para ser The Chasm”. Aún así, era una propuesta válida pero que superaba a su mismo público, por lo que Daniel desencantado emigró a los Estados Unidos donde merced a disco tras disco y su paso por Incantation se ha labrado una buena fama en la escena internacional al nivel de que es hijo pródigo de “Metal Maniacs”. Sigue por el camino de las disarmonías y cada vez lo hace mejor, pero ahora si realmente sólo es buena música, atrás quedó ese instante dolorosamente glorioso que fue “Awaiting the day of liberation”.
Daniel, por su parte, se separó del grupo por razones exactas que desconozco, aunque no dudo que su egomanía (obvio, si se analiza que lo que escribe se centra en sus propios y muy exclusivos sentimientos y pensamientos) haya tenido algo que ver, y no dudo también que su habitual sentimiento depresivo se hubiera disparado a la estratosfera hasta hacerlo verdaderamente irascible con la gente que lo rodeaba. En esta transición hacia su individualismo musical formó The Chasm con gente de la escena deathmetalera del D. F. (algunos de ellos, o todos, no lo recuerdo con exactitud, estuvieron en Hellnomorf) que prontamente grabaron un demo al cual titularon “Awaiting the day of liberation”, en el cual además de vocalizar, Daniel tomó la guitarra líder. Para lo que se estaba viendo en el país en aquellos días, esto si puede dársele el ribete de “original”, y de una calidad tal que no desmerecía para nada con las corrientes más modernas del Metal que ya estaban empezando a despuntar mundialmente, y en la Europa del norte principalmente. Los parámetros que se estilaban en el país los hacían tan difícilmente ubicables que la “Banda Rockera” al no haber más con que medirlos los etiquetó Doom (ahora resulta que todo lo que tenga un mínimo ritmo lento y arrastrado es Doom), y así quedó para el consumo popular. Pero lo que presentó The Chasm en este demo de tan sólo cuatro temas supera esa etiqueta y va más allá de los cánones de lo extremo, de entrada es indudable que el Black Metal escandinavo (notable en los ritmos rápidos) estaba en la mente de Daniel pero el se va hacia otra dirección.
En primera se olvida de referencias satanicoides y se enfoca hacia una verdadera y pulida poesía oscura centrada en el individualismo enfrentado a sus propios demonios internos alimentados por un exterior percibido como falso y peligroso. Si en Cenotaph ya había dado excelentes muestras de lo que podía escribir, con The Chasm se supera enormidades, definitivamente debió haber estado en un completo estado de decaimiento espiritual como para que su agresividad (“odio”, una de sus palabras claves) se descargara de este modo; esos alaridos en su vocalización no dan pie a dudas. En este mismo sentido, y como segundo punto vital, la música es verdaderamente extraña (se escucha como, y sabes que es, Metal y podrás hacer una referencia a alguna u otra cosa por aquí y por allá, pero nada más) no hay con quien compararlo directamente, es claro, por lo menos para mí, que la música quedó supeditada al sentimiento que lo embargaba, éste le indicaba lo que tenía que hacer, ¿y dónde se nota? Gracias a un amigo fanático de las precisiones técnicas me di cuenta de que las guitarras están “afinadas” de forma rara y de que hay salidas de tono tan disarmónicas que harían pensar si no serían unos noveles con su primera producción; pero lo curioso es que dichas “fallas” no están fuera de lugar, construyen la línea rítmica (si es que puede hablarse de alguna en términos técnicos) de los temas de un modo tal que cuando terminas de escucharlos no podrías concebirlas de otro modo, podría ser un tema de cualquier grupo de Black Death Metal pero no de The Chasm. En Cenotaph, las letras eran importantes pero no trascendentales, en The Chasm si son realmente trascendentales y hacen un todo indisoluble con la música en si.
Evidentemente la ceremonia no es para todos, algunos se quedan con la pura música y por lo tanto The Chasm es una mierda o suenan bien chileramente malévolos, otros atados a sus sentimientos logran comunión con el espíritu que anida en su propuesta pero superan, u olvidan, este trance emotivo. Lo mismo le pasó a Daniel Corchado, después de este material grabó “Procreation of the inner temple” como su primera grabación formal, pero algo falló en el asunto, sonaba demasiado plano (¿más musical?) y las letras estaban bien pero comenzaban a sonar a repetición de lo mismo, como una especie de “así tiene que ser para ser The Chasm”. Aún así, era una propuesta válida pero que superaba a su mismo público, por lo que Daniel desencantado emigró a los Estados Unidos donde merced a disco tras disco y su paso por Incantation se ha labrado una buena fama en la escena internacional al nivel de que es hijo pródigo de “Metal Maniacs”. Sigue por el camino de las disarmonías y cada vez lo hace mejor, pero ahora si realmente sólo es buena música, atrás quedó ese instante dolorosamente glorioso que fue “Awaiting the day of liberation”.
texto Roberto Chávez Nava
“Following the stair to the pendulum
that controls the equilibrium of myself
feeling the call of the Chasm
I hope I´ll never fall”.
“Following the stair to the pendulum
that controls the equilibrium of myself
feeling the call of the Chasm
I hope I´ll never fall”.
"This demo is dedicated to the people who still believe in the return of the TRUE underground".
No hay comentarios:
Publicar un comentario